Título: Fresas silvestres para Miss Freud | Autora: Elisabet Riera
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Todos conocemos al gran padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, pero a su sombra viviría a la más pequeña de sus hijas, Anna, quien se convirtió en la gran pionera del psicoanálisis infantil y en la máxima defensora de las ideas de su padre, aún cuando toda la estructura que habían construido entre los dos comenzaba a derrumbarse. Miles de pensamientos, emociones y sentimientos asoman en esta novela que busca mostrar la mujer que se escondía tras la máscara de hija devota y trabajadora incansable.
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La revolución que supusieron las teorías de Freud para el estudio de la psique humana es conocida por todo el mundo, sea o no un experto en la materia. Sin embargo, la figura de su hija pequeña y los avances que ofreció al estudio del psicoanálisis infantil han quedado siempre ocultos tras la sombra de su padre y mentor. Anna creció bajo un psicoanálisis continuo, lo que sin duda, tal y como se muestra en el libro, la marcará de por vida.
"Quizá fuera demasiado pretencioso decir que el psicoanálisis había evolucionado con la mirada puesta en ella [...] pero desde luego se podía decir que ella creció con toda su atención puesta en él y que este la moldeó"
La autora, Elisabet Riera, nos ofrece una biografía novelada que pretende mostrar, a través de una rigurosa investigación de la que se da muestra en el apartado de bibliografía del libro, la mujer sensible que se oculta tras la inmaculada figura que erigió ella misma, en la que no se permitía ni un solo fallo. Sin duda, toda la documentación que se aporta a lo largo del libro, sobre todo la correspondencia entre sus diversos protagonistas, es uno de los puntos más interesantes de la obra. Al contrario que en otras biografías noveladas, donde la ficción relega a los hechos reales a un segundo plano, en todo momento, Riera aporta la referencia que nos permite comprobar la veracidad de sus afirmaciones, ofreciendo pequeños destellos de imaginación que hacen que el lector discurra por cada página sin ser consciente del transcurso de las mismas.
Desde el punto de vista de la propia Anna Freud, cuando ya está llegando al final de su vida, recorremos todos los recuerdos de la niña, todas las vivencias que la han hecho ser como es. Continuamente, se nos muestra una lucha entre lo expresado y lo reprimido, desde sus primeros sueños infantiles, una lucha entre su deseo de expresarse y mostrarse tal y como es, y en la imagen de sí misma que se espera que exprese. Desde su más tierna infancia, pasando por una adolescencia llena de impulsos masturbatorios, hasta el ocaso de su vida, asistimos a las reflexiones y sentimientos íntimos de la gran investigadora del psicoanálisis infantil.
Por un lado, resulta realmente interesante adentrarse en las relaciones que estableció Anna, sobre todo, con su padre y con Dorothy Burlingham. En cuanto a la relación con su padre, desde un primer momento y a lo largo de todo el libro, queda patente la relación casi obsesiva que mantuvo Anna con él. Busca en todo momento su atención durante su infancia y adolescencia y, conforme va madurando y controlando sus impulsos infantiles, se muestra todo el sacrificio que supuso para la joven esa necesidad de permanecer cercana a él, renunciando al matrimonio y a la maternidad, consagrándose a una vida de investigación, junto con él, para el avance del psicoanálisis. Se nos muestra en los primeros capítulos, una niña que reclama el afecto de su padre a toda costa, viviendo con intensidad cada momento en el que pueden estar juntos. Esta intensidad se transmite también en la relación que establece con Dorothy Burlingham, una madre americana que le solicita psicoanálisis para su hijos y quien se convertirá en su amiga más íntima y que supondrá un antes y un después en la vida de la joven.
Por otro lado, es muy curioso, desde una perspectiva del s.XXI, conocer cómo afrontaban los dos máximos defensores del psicoanálisis determinadas cuestiones que hoy en día no serían motivo de tal. Un ejemplo de ello lo tenemos cuando se nos muestra que la masturbación femenina era entendida como una "envidia de pene" y que mostraba sentimiento de inferioridad por ello, además de un deseo de ocupar una figura masculina, por lo que había que psicoanalizar a quien la llevase acabo para que esa persona se desarrollase correctamente.
Sin duda, es un libro muy interesante que hace gala de un gran respaldo documental y que invita al lector a reflexionar sobre la persona tras el mito. Las dos Guerras Mundiales, el nazismo, el exilio, la muerte de seres queridos, los ataques al psicoanálisis... forman el gran marco histórico en el que tuvo que vivir y sobrevivir la precursora del psicoanálisis infantil.