Alejandra y algunos hombres malos

Título: Alejandra y algunos hombres malos | Autora: Stella Hampton
Editorial: Autoedición | Páginas: 210


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Georgina Burgos es una sexóloga que combina su profesión con su pasión, la escritura. Ha publicado artículos de divulgación en numerosas revistas, como Mente Sana o Sensuality, centrándose en la fantasía erótica, el travestismo y la transexualidad. Bajo el seudónimo de Stella Hampton nos trae su nueva novela, Alejandra y algunos hombres malos, en la que nos cuenta los cambios que se producen en la vida de Alejandra tras su separación.

En esta  novela, Burgos nos muestra un conjunto de personalidades egocéntricas que solo buscan su propio beneficio, a cualquier precio. Alejandra quiere conseguir una vida de lujo que le permita satisfacer todos sus caprichos y antepone este deseo a todas las relaciones que habían compuesto su vida antes del divorcio, ya sean sus hijos, su hermano o sus padres. Por otro lado, todos los hombres con los que se tropieza en su vida buscan, a su vez, satisfacer sus deseos más primarios. Es decir, toda la historia gira en torno a un entramado en el que cada personaje intenta aprovecharse de quien necesita para satisfacerse. Sin embargo, todos los personajes están elaborados de una forma plana y no sufren ninguna evolución a lo largo de la historia. En lugar de aprender o, incluso, reforzarse en sus comportamientos egoístas, se mantienen de la misma forma desde la primera a la última página. Alejandra encarna, en todo momento, como se suele decir, al "perro del hortelano": ni está satisfecha con su vida, ni es capaz de soportar que las personas a su alrededor sean felices y alcancen sus propias metas.

"En Susana todo era envidiable; salvo su cuerpo, porque era bajita y regordeta, y aún así su marido no parecía darse cuenta del grave defecto de su mujer. Sintió celos, unos celos rabiosos que le hicieron abandonar el grupo"

La manera de narrar es extremadamente sencilla. Toda la novela se articula con frases simples, salvo en un par de excepciones, que permiten que la lectura avance rápidamente, ya que no requiere apenas esfuerzo de comprensión o reflexión. Además, me gustaría añadir que los diálogos que se establecen entre los personajes resultan demasiado artificiales y forzados, lo que dificultad la inmersión del lector en la obra. En mi opinión, pese a que la novela es una clara crítica al egocentrismo imperante en la sociedad actual, la manera en la que se elabora deja mucho que desear, tanto a nivel expresivo, como argumental, ya que Alejandra y algunos hombres malos no llega a ser ni la típica novela erótica -tan prolíficas actualmente-, ni una novela de crecimiento personal o que permita al lector reflexionar sobre algún aspecto. Georgina Burgos debería utilizar sus conocimientos psicológicos para elaborar personajes más complejos. 

Alejandra y algunos hombres malos es una novela que, a mi parecer, deja indiferente a aquel que la lee. 

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