Que nadie duerma



Título: Que nadie duerma | Autor: Juan José Millás
Editorial: Alfaguara | Páginas: 212

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Lucía es una treintañera que acaba de perder su trabajo de programadora informática e instantáneamente se enamora de su vecino, un misterioso actor de teatro que tiene por costumbre escuchar la ópera de Puccini, Turandot. Por estos motivos, Lucía decide dar un cambio de aires y comienza a trabajar como taxista en Madrid (o en Pekín, según se mire) con el objetivo de encontrarse algún día con el que considera el amor de su vida, al mismo tiempo que se embarca en una trepidante aventura donde nuestra protagonista entabla insólitas conversaciones con personajes de los más diversos.

Juan José Millás regresa al panorama literario con una historia de amor y de venganza a partir de un asombroso relato en el que nos muestra las vivencias de un personaje que dice ser una mujer pájaro, mientras suena de fondo el Nessun dorma de Turandot. Sin duda, la atención recae totalmente en la protagonista, que no deja de estar caracterizada de una manera singular. En las primeras páginas ya se advierten las heridas de la infancia que marcan a Lucía, tal como ocurre con la extraña relación que mantiene con la madre. A lo largo de la novela se percibe la especial percepción que Lucía tiene de la realidad, donde el sentido de las cosas y las personas van cambiando e invirtiéndose a través de la narración en primera persona que nos ofrece la misma. Adentrarse en el interior de Lucía conlleva introducirse en una especie de aventura quijotesca contemporánea en el momento en el que coge su taxi y en nombre del amor se encuentra con toda suerte de sucesos que se tornan inverosímiles, teatrales e, incluso, eróticos.

Estructuralmente, la novela está dividida en dos partes con la intención de dejar marcadas las distintas fases por las que pasa la protagonista; una primera fase donde está caracterizada la personalidad de Lucía, para luego llegar a otra fase en la que se hace evidente la transformación que sufre a partir, de los acontecimientos que se van sucediendo. En esto Millás consigue que la trama no decaiga en ningún momento, haciendo que el lector se mantenga en vilo ante los sorprendentes hechos.

Respecto al estilo, debe decirse que es plenamente millasiano al contener un registro paródico e irónico, debido a los acontecimientos que protagoniza Lucía, al igual que la narración tiene un carácter contradictorio e indeterminado por la fragmentación que percibe el personaje de lo que es real y de lo que no lo es. Son muchos los elementos presentados dentro de la novela que son característicos en toda la obra de Millás. En este caso, el taxi se erige como símbolo determinante al representar estratos más puros de la cotidianeidad y al tratarse de un espacio cerrado que permite la articulación de ciertas confidencias íntimas y personales, tal como dijo el mismo autor.

Una vez más, Millás presenta las fluctuaciones que pueden existir entre lo cotidiano y lo fantástico, sin con ello ser tachado de repetitivo o redundante. Lo cierto es que el autor no defrauda y nos ofrece la posibilidad de conocer a esos seres asombrosos que son las mujeres pájaro para contar la historia de una infancia perdida y la travesía que implica la búsqueda de un amor extraviado. Que nadie duerma se configura como una amalgama de varios mundos posibles que nos adentra en el excéntrico universo de su protagonista. Personalmente, creo que es una obra que inquieta, con un final inesperado que sorprenderá al lector, lo que hace que sea una de las mejores obras de Millás.

Algo va a suceder
La frase se manifestaba de vez en cuando en la cabeza de Lucía como un fantasma en un pasillo y con idéntica entonación a aquella con la que la pronunciaba la madre. Al tiempo de evocarla, una sombra veloz, con forma de ave, atravesaba su mente.

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