Título: Nada | Autora: Carmen Laforet
Editorial: Austral | Páginas: 303
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Carmen Laforet (1921-2004) fue una escritora española que desarrolló la mayoría de su producción literaria durante el régimen franquista, haciendo frente a las numerosas dificultades que ello conllevaba. En su obra se puede apreciar una clara visión feminista y mística del mundo que la rodeaba, así como los aspectos más significativos de la sociedad en la que vivía, sobre todo, de la dictadura y de los momentos de crisis que esta sufrió en sus inicios. Algunas de sus obras más representativas son La mujer nueva (1955), por la que recibió el Premio Nacional de Literatura, y Al volver la esquina (2004), aunque, sin duda, la más conocida es de la que hoy quiero hablaros, Nada (1945), por la que recibió el Premio Nadal y el Premio Fastenrath.
Con la llegada de la joven Andrea a la ciudad de Barcelona para comenzar sus estudios universitarios, comienza a narrarnos Nada las situaciones que se desarrollan dentro de la casa de la calle Aribau y todos los cambios a los que la joven tiene que hacer frente y adaptarse, desde la convivencia en una casa arrasada por la guerra de una familia acomodada que lo ha perdido todo, hasta las relaciones sociales con compañeros universitarios, algunos más intelectualmente inquietos que otros. A mi parecer, Nada gira principalmente en torno a dos temas clave: la necesidad de emancipación y liberación femenina, y las apariencias sociales.
Andrea, desde el primer momento de la obra, es una manifestación clara del deseo de libertad. Quiere ir a la ciudad y estudiar para ser libre, para poder hacer cuanto se le antoje y descubrir una Barcelona que para ella esconde todo un mundo intelectual que no ha estado al alcance de su mano. El resto de personajes, sobre todo tía Angustias, muestran distintos métodos de opresión y de aislamiento que, en mayor o menor medida, se oponen a estas manifestaciones de libertad. Laforet se sumerge en el tremendismo como estilo literario para ofrecer al lector la realidad de la época de una forma descarnada que no es apta para los más sensibles. Quizá, el mayor ejemplo de ello, a mi parecer, es cuando narra las constantes palizas que Juan le propina a Gloria. Además, que todo ello se muestre normalizado, porque en la época lo era, hace que el lector actual se horrorice aún más.
De pronto se abrió la puerta de una patada de Juan y Gloria salió despedida, medio desnuda y chillando. Juan la alcanzó y aunque ella trataba de arañarle y morderle, la cogió debajo del brazo y la arrastró al cuarto de baño [...]. Juan metió a Gloria en la bañera y, sin quitarle las ropas, soltó la ducha helada sobre ella. Le agarraba brutalmente la cabeza, de modo que si abría la boca no tenía más remedio que tragar agua [...]. Gloria, de rodillas en el fondo de la bañera, empezó a llorar con la cabeza apoyada en el borde, ahogándose, con grandes sollozos.

-Te lo diré de otra forma: eres mi sobrina; por lo tanto, una niña de buena familia, modosa, cristiana e inocente. Si yo no me ocupara de ti para todo, tú en Barcelona encontrarías multitud de peligros. Por lo tanto, quiero decirte que no te dejaré dar un paso sin mi permiso. ¿Entiendes ahora?
Nada es una novela expresionista. No es perfecta pero tiene un encanto del que lector no puede escapar, aún sin llegar a saber cuál es. Se podría calificar, y así lo han hecho algunos críticos, como la primera novela femenina moderna en España, la cual surgió en el escenario menos esperado, pero sin duda el más oportuno. Desde la mirada de la propia Andrea, lo cual hace que sea más intimista, nos adentramos en un tiempo de caos, de miseria y de represión, en el que afloran las ansias de libertad y las dudas que ello conlleva.
Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz.
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