Escenas de cine mudo


Título: Escenas de cine mudo | Autor: Julio Llamazares
Editorial: Seix Barral | Páginas: 223

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Julio Llamazares es un escritor leonés que, desde las publicación de su primera novela, Luna de lobos, se ha abierto un hueco como autor reconocido dentro del panorama literario español. Algunas de sus grandes obras son el libro de poemas Memoria de la nieve (1982), la novela La lluvia amarilla (1988) y la novela El río del olvido (1990).

Escenas de cine mudo nos adentra en la infancia, en el pequeño pueblo minero de Olleros de Sabero, del narrador mediante los recuerdos que le surgen  al observar las fotografías de un álbum. Así, los recuerdos se articulan como eje vertebrador de la personalidad. Mediante los recuerdos de un niño pequeño, Llamazares nos ofrece, a su vez, una memoria colectiva, la de todos aquellos niños que nacieron en España durante el régimen franquista y que tuvieron que convivir con una de las actividades económicas predominantes en el norte de la península: la minería. El autor plasma en cada capítulo del libro fragmentos de la realidad de aquellos años que consiguen que el lector se sensibilice con la vida de aquellos mineros y sus familias.

Dentro de esta memoria colectiva, Llamazares inserta a su vez la memoria del niño y da visibilidad a lo que Unamuno denominó "intrahistoria", a la historia personal de aquellos hombres que forman los grandes hechos. A través de una fotografía, el que fuera un niño consigue reconstruir una historia con pasado, presente y futuro, con todos los personajes congelados en ella, con aquellos niños cuya diversión era apedrear a los perros mientras fornicaban o con el joven sinvergüenza de pueblo al que los niños admiraban y los adultos detestaban. 

El título de la obra, tal y como señala el propio autor, trata de explicar que "los recuerdos son como fragmentos de la película de nuestra vida que se han ido borrando con el tiempo, y que son estos retazos, escenas de cine mudo, lo único que tenemos para reconstruirla". 

Me gustaría señalar también que a lo largo de la novela el autor señala la importancia de la visión de los recuerdos ya que, según el punto de vista, la historia puede cambiar. Un ejemplo de ellos lo tenemos en la historia del Judas, que mientras que para los niños es una especie de hombre del saco y para los adultos un pobre borracho, para el pequeño niño que se atrevió a entrar en su casa y hablar con él, es un pobre hombre que perdió a su hijo en la mina cuando este solo tenía quince años. 

"Las fotografías, como los recuerdos, cuentan el mundo no cómo era, sino cómo fue una vez, y, por lo tanto, cómo podía haber sido de muchas otras maneras." 

Para plasmar este laberinto de recuerdos, el autor utiliza un lenguaje sencillo y claro que, como el niño, está cargado de inocencia en algunos casos y, en otros, de la pesadumbre tardía del adulto que, una vez pasado el tiempo, comprende la realidad que le ocultaron y que sus pequeños ojos no supieron ver.

Con esta obra a caballo entre la autobiografía y la ficción, Llamazares nos muestra una obsesión por atrapar el tiempo que se nos escapa y cómo, pese a que las personas desaparezcan de una vida, mediante los recuerdos siempre permanecerá una conexión que, con mayor o menor fuerza, permanecerá aún cuando no permanezcamos nosotros. 

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