Las ninfas

Título: Las ninfas | Autor: Francisco Umbral
Editorial: Planeta | Páginas: 166

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Francisco Umbral (1932-2007), premio Miguel de Cervantes en el año 2000, fue uno de los grandes escritores de la posguerra española. Poeta, novelista, ensayista, biógrafo y periodista, destacó en cada uno de los campos. Su calidad literaria se hace notar en su fecundidad creativa, así como en el uso que hace de la lengua, con una sintaxis suelta y un abundante uso de neologismos y alusiones intertextuales a lo largo de sus obras. Algunas de sus novelas más destacadas son Memorias de un niño de derechas, El día que violé a Alma Mahler, Mortal y Rosas y, por supuesto, la que hoy nos atañe, Las ninfas

Las ninfas, novela que recibió el Premio Nadal, es un libro donde el autor se sumerge en la intimidad recóndita y entrañable del adolescente que fue, aquel joven que con tímidos pasos comienza a abandonar la niñez y a buscar su propia identidad como escritor, como lector que comprende que en la literatura puede encontrar las respuestas a las preguntas que comienzan a surgir en su mente. Francisco, su protagonista, comienza a experimentar el amor, a sentir curiosidad por los escritores que se encuentran en las universidades, a darse cuenta de que su familia burguesa, tras la guerra, ya no conserva la misma posición que tenía antes.

La literatura es el único reino donde nadie muere nunca, donde Cervantes y Quevedo siguen vivos, donde Melibea y Madame Bovary seguirán pecando, adorables e inmortales por los siglos de los siglos. La literatura, pues, era mi pasión. 

Umbral aborda la novela desde el punto de vista de la unión de la formación inseparable de hombre y escritor. El autor mismo dijo un día que toda su obra era una revisión de sus propias memorias. Se sumerge en sus recuerdos mirándose sin artificio alguno, compartiéndolos con el lector de una forma aparentemente sencilla. Nos muestra su deseo de autoafirmarse como parte de un grupo selecto de poetas. Sin embargo, no solo nos ofrece la visión de su camino hacia la adolescencia desde la niñez, sino que Umbral también nos ofrece un análisis social del momento. La obra se sitúa en los años 40, al poco de finalizar la Guerra Civil, lo que le permite mostrarnos una España en la que la burguesía entra en un proceso de decadencia y donde muchas familias están sumidas en la más profunda pobreza. A lo largo del camino del joven Francisco, nos vamos encontrando con un elenco de personajes que, de una forma u otra, se enfrentan a la idea que tiene el joven poeta de quien debe ser. Miguel San Julián muestra el arte como paradigma vital. Cristo Teodorico quiere mostrar la caída a los infiernos que supondría que el joven siguiese por el camino del arte. Darío Álvarez es el modelo al que aspira el joven Umbral, un poeta con prestigio social. Y, por su puesto, no podían faltar en el libro las ninfas, las mujeres que sacan al joven poeta de la incomunicación del retrete, del placer solitario. 

Aprendía para siempre, aunque estuviese borracho (que no lo estaba) que las mujeres se visten más el día que más prestas están a desnudarse. 
Me gustaba así, con el pelo suelto, con la enagua blanca, con la carne más morena o más pálida de lo que yo había imaginado, con las piernas desnudas y los pies descalzos, otra vez infantil, niña, ninfa, sin todo el odioso revestimiento de madurez y riqueza que se ponía encima para salir a la calle.

Las ninfas, casi como las nínfulas de Nabokov, son la muestra de la obsesión por la sensualidad femenina, la curiosidad del joven por descubrir los secretos del sexo opuesto. Maria Antonieta, hija de una humilde pescadera que ha enriquecido, es quien le permite al poeta descubrir dichos secretos, aunque ella misma lo haga por ocultar un secreto que supondría su ruina si se descubriese. 

La narrativa de Umbral es sencilla y permite que cualquier lector pueda acercarse a su obra e identificarse con los pensamientos, sentimientos y preocupaciones de cada uno de los personajes del libro. Se trata de una novela de maduración y de crecimiento personal que, revestida por un paisaje de provincias, nos muestra un paisaje social extrapolable a cualquier adolescente de la época y, salvando las distancias, con los adolescentes actuales.

El esquema era este: Artista = bohemio: juventud alocada/vejez miserable

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