Último día de un condenado a muerte

Título: Último día de un condenado a muerte | Autor: Víctor Hugo
Editorial: Austral

Sinopsis
Desde que se dicta la sentencia, acompañamos en su angustia vital a un condenado a muerte. El reo nos guía minuto a minuto por los últimos momentos de su vida. Para aliviar la tensión producida por la proximidad de la muerte, nuestro peculiar protagonista comienza a escribir sobre sus esperanzas de ser indultado, sus sensaciones en prisión y en el último viaje realizado en el furgón que lo lleva hacia la guillotina, su miedo ante la multitud, sus recuerdos, etc. A través de sus palabras el condenado anónimo, del que solo conocemos sus pensamientos, va adquiriendo carne y huesos, para mostrarnos la crueldad de la pena de muerte. 

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Víctor Hugo fue uno de los máximos representantes del Romanticismo francés. Nació en Besançon en 1802 y murió en París en 1885. En 1822 se produjo su primera introducción en el mundo literario con la publicación de Odas y Poesías. En 1830 comenzó una fase de gran fecundidad literaria en la cual, además de diversos libros de poesía, publicó una de sus grandes obras literarias, Nuestra señora de París (1831). En 1851, se exilió voluntariamente por el golpe de Estado que se produjo en Francia, el cual condena en un panfleto publicado en 1852, Napoleón, el pequeño. Desde este momento, Hugo vive en diversos lugares de Europa, lo que le servirá de inspiración para numerosas de sus obras, entre ellas, una de sus novelas más conocida, Los miserables (1862). Fue un autor muy implicado en la política de su tiempo, característica muy propia de los escritores románticos, y que participó activamente en la defensa de los derechos humanos. En sus obras, Víctor Hugo refleja las miserias más bajas de los seres humanos y critica explícitamente la sociedad de su tiempo y los vicios que en ella residían. Nunca pretendió marcar una división entre su actividad literaria y su actividad política. En sus obras mezcla la ficción con el desarrollo de la trama y la reflexión política y social. Fue un escritor muy prolífico que, además, abordó casi todos los géneros: novela, poesía, ensayo y teatro. 

En Último día de un condenado a muerte, Hugo nos sitúa en la piel y en los últimos días de un reo condenado que ansía librarse de su trágico destino. Junto con una persona sin nombre ni rostro, experimentamos los cambios de opinión y los sentimientos que se producen en esas últimas horas, de una forma magistral. Desde el primer momento, en el que el protagonista recibe su sentencia, queda patente la deshumanización de los presos, los cuales, desde el momento en el que son condenados, dejan de significar en la sociedad y pasan a ser autómatas olvidados que más adelante servirán de entretenimiento a la sociedad sin escrúpulos. Mientras se sella el trágico destino del protagonista, el mundo sigue su curso de la forma más alegre y viva que podría haber plasmado el autor. Para evitar prejuicios de ningún tipo, el lector desconoce cualquier detalle del preso: no sabemos su nombre, su edad, su aspecto físico... ni si quiera conocemos el delito por el que es condenado. Lo único que el autor nos da a conocer de nuestro protagonista, por boca del mismo, es que tiene madre, esposa e hija y que es un hombre culto cuya principal preocupación es el porvenir de su pequeña. Desde mi punto de vista, Víctor Hugo refleja magistralmente la crueldad de la sociedad y la insignificancia de los presos cuando el protagonista se encuentra con su hija Marie, horas antes de que se ejecute su sentencia, y esta no lo reconoce, se aparta de él y afirma que su padre ya está muerto. Desde el momento en que fue condenado, el preso muere para sus familiares. Esta escena, sin lugar a dudas, es una de las más desgarradoras e intensas de la novela. 

La sombra de la guillotina se cierne sobre el protagonista desde el mismo momento en el que es encerrado en su celda de la Prisión de Bicêtre, donde encuentra las marcas de sus predecesores. El reo reflexiona entonces sobre la indigencia en la que quedará su familia y ansía por todos los medios la llegada del indulto hasta el último instante, justo antes de que el beso final de la muerte lo haga dormir eternamente. 


Al contrario que en otras novelas del autor, en esta Hugo utiliza un lenguaje ágil y fácilmente comprensible sin detenerse en extensas descripciones arquitectónicas, para despertar la conciencia de un pueblo que veía en estos actos horribles una forma de entretenimiento, sin pensar en todo lo que los condenados dejaban tras de sí. Nos acerca a la desesperación de un ser humano que ve que su destino le alcanza sin que eso cambie para ninguna persona que le rodea. Los guardias, los demás presos, el sacerdote... siguen sus últimos días como una rutina, sin que eso suponga una alteración en sus vidas. Sin duda, esta pequeña novela es imprescindible para todas aquellas personas que busquen "algo más", que busquen una historia que les haga reflexionar sobre un tema que, si bien en Francia ya está abolido, sigue tan patente en otros países. Dejando de lado todo exceso ornamental, Víctor Hugo consigue adentrarse en la mente de los lectores para remover sus consciencias. 

Cabe destacar de esta edición, además de su económico precio, fijado por la editorial (lo que la hace accesible a cualquier bolsillo), la inclusión del prefacio del propio Víctor Hugo a la edición de 1832, donde el autor nos transmite unas reflexiones que, sin duda, no dejan indiferente a nadie. Gracias a la colección Básicos de la editorial Austral, esta gran obra del escritor francés está al alcance de todo el mundo.

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