A principios de febrero, LiterUp nos dio la oportunidad de leer un ejemplar de Cuando recupere la esperanza a cambio de escribir una reseña. Como buscaba un pretexto para hacer algo con mi amiga Carmela y no hay nada que nos una más que el amor por las historias (y María, claro, pero la de Reign), le propuse apuntarnos. Os imaginaréis que hemos llegado hasta el final porque... ¡aquí va una reseña!
El libro se presenta dividido en capítulos fechados; al principio creí que me iba a encontrar con un diario, pero es un narrador en tercera persona, que me gusta mucho más que el de primera (para según qué cosas). Las fechas te permiten seguir la evolución de los personajes, además de acompañar temporalmente el recorrido físico, ya que los escenarios son diversos y se despliegan en diferentes puntos de la Península. Los capítulos son cortos y el libro tampoco es muy largo, pertenece a ese género que siempre está entre medias, pero que está encontrando en la actualidad un resurgimiento y un apoyo absoluto: la novelette. Ya os hablará Carmela algún día de la etimología de la denominación, si es que le da la gana. Por ahora, nos quedamos con la forma: capítulos cortos, novela corta, presentación en digital, una portada muy llamativa y bonita con detalles que conoceremos en la lectura. Me gusta ese formato, así que le doy un punto a la presentación.
En cuanto al estilo y la fluidez, podemos decir que lo segundo está bien logrado, pero el estilo lastra la lectura en ocasiones. A veces encontramos un vocabulario muy elevado combinado con uno más coloquial en momentos donde no procede o un uso que no se corresponde con el significado. No obstante, no son errores mayores: se subsana con práctica y colaboración con el corrector. Pese a todo, se lee rápido y las ideas se transmiten de manera clara. Le damos medio punto aquí.
Por lo que respecta a los personajes, a mí me ha costado mucho llegar hasta ellos. Tienen actitudes que no comprendo del todo bien (Carlota, su madre y Espiral). Los personajes más secundarios tienen potencial para ser muy interesantes, así que quizá estaría bien que en un futuro la autora se planteara darles un poco de voz (¿a Pedro, quizás? ¿A Teodora Sibari?). Mi personaje estrella es Lucas, que tiene más paciencia que un santo.
El espacio y el tiempo son, quizás, dos de los aspectos más interesantes: por una parte, las hadas están mezcladas en nuestra actualidad (las fechas de los capítulos así lo indican), así que tenemos una realidad alternativa muy pareja a la nuestra donde las hadas conviven con los niños y les entregan todo tipo de dones (a cambio de alimento). Sin embargo, la lógica que impera en este mundo no siempre se muestra consistente y a veces descuadra la presentación. Por otra parte, me gusta que la acción de la novela, que es básicamente de seguir pistas (muy complicadas para que el lector se anteponga, ojo), se desarrolle en varios lugares de España. Eso le da una cercanía de la que carecen muchas propuestas literarias con las que nos bombardean. Por eso creo que tiene medio punto aquí.
Pese a que la historia no ha casado muy bien conmigo, sí que hay algo que destaco de la escritora y que me ha conmovido: su relación con la enfermedad. Está, por desgracia, muy bien descrita y su presencia en la novelette es, sin duda, el eje vertebrador. Por eso le doy otro medio punto.
Total: 2,5 de 5.
Recomendación: a lectores y lectoras jóvenes a quienes les guste la fantasía, a quienes necesiten recuperar la esperanza, a quienes son capaces de ver fábulas en lo mundano, a quien considera que se pueden traspasar los límites.
Twitter: meivep
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