Título: Ermyntrude y Esmeralda | Autor: Lytton Strachey
Editorial: Valdemar | Páginas: 96
* * *
Una vez más me adentro en uno de los libros de Valdemar, editorial que no suele defraudar. En esta ocasión se trata de una novela epistolar corta, cortísima, que nos adentra en los descubrimientos de dos jóvenes ingenuas de la clase alta victoriana sobre los misterios del sexo.
A partir de los descubrimientos de las jovencitas, Strachey nos ofrece numerosas reflexiones que, teniendo en cuenta el momento de publicación de la novela, resultaron extremadamente polémicas. A principios del s. XX, en la antesala de la I Guerra Mundial, la homosexualidad o la educación sexual de dos chicas jóvenes de clase alta eran temas que estaban mal vistos y se censuraban. Lo más atractivo de la novela es la manera en que el autor, a través de la ingenuidad de las chicas, defiende el derecho a amar a cualquier persona, sin importar si es del mismo sexo o es de la misma posición social.
Supongo, como dices, que dos colitas no pueden tener niños, pero también supongo que no hay ninguna razón para que no se alegren a la vez dos colitas
Una vez planteada en la novela una relación homosexual, el autor utiliza la visión ingenua de las niñas para plantear que lo importante es quererse y disfrutar, sin importar con quién o cuándo. Pese a todo, siguiendo una lógica realista, la solución al conflicto será la única que se contemplaba en el momento de publicación de la obra, tal y como se resolvió en el caso del gran autor irlandés Oscar Wilde.
Debo reconocer que ha resultado irritante la mojigatería que caracteriza el habla de las dos muchachas, cayendo muchas veces en un vocabulario extremadamente ridículo, tal y como se puede observar, por ejemplo, en el uso de eufemismos para referirse a los órganos genitales. Sin embargo, esto, seguramente, se deba a que la novela está ambientada en el momento de publicación de la misma, lo que también justificaría que las principales preocupaciones de las muchachas sean asistir a bailes, la búsqueda de posibles maridos, etc. La obra resulta un claro reflejo de las preocupaciones del momento y de cómo funcionaban las situaciones sociales en las altas esferas del momento.
Hay dos bailes por año aproximadamente, habrá uno el próximo mes, donde los Swinford; ¿te lo digo?, no sé si decírtelo, te lo digo, ¡sí, voy a asistir! Ya está decidido
A través de los pensamientos de las protagonistas de la novela, se puede apreciar claramente la crítica hacia la educación de las mujeres que, en muchos casos, se podría extrapolar a la actualidad. Mientras que Godfrey, el hermano de Esmeralda, obtiene un tutor personal para que lo forme en los distintos campos de conocimiento, Esmeralda es mantenida en la ignorancia, aún siendo mayor que su hermano. Esto lleva a las jóvenes a ser ridiculizadas. No basta con que se les impida estudiar, sino que ante su curiosidad, su desconocimiento es fuente de burla. Aunque, lo que más llamará la atención del lector actual es el hecho de que las jóvenes se lleguen a avergonzar de consultar información, escondiéndose para leer alguna palabra en el diccionario.
Le pregunté a Godfrey por aquella palabra que escribiste en la posdata [...] Se echó a reír el muy insolente, no pude conseguir que me respondiera
Como conclusión, se puede decir que la novela interesa más como crítica social que como gran obra literaria. Se lee muy rápidamente y puede ser una lectura curiosa para una hora de nuestra vida, pero no creo que sea un libro imprescindible ya que, pese a su brevedad, puede resultar repetitivo y pedante. Quizá, hubiese sido necesario que los personajes presentasen un poco más de picardía y que no fuesen tan apáticos en aquellas situaciones en las que sus sentimientos deberían verse conmovidos. Esa indiferencia que muestran ante los cambios vitales que les ocurren, es la misma que sentí, como lectora, al cerrar el libro.
Adiós por ahora, estoy muy cansada
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