Vampiros

Título: Vampiros | Autor: Varios
Editorial: Random House Mondadori | Páginas: 432

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«Antes de ingresar en la mitología popular gracias a Drácula de Bram Stoker, la figura del vampiro había cautivado ya a los más grandes escritores. La presente antología recoge una muestra de las recreaciones más brillantes que hicieron del vampiro autores como Byron, Polidori, Gógol, Maupassant, Edgar Allan Poe o Conan Doyle, originales aproximaciones a un mito en el que se cifran los misterios del sexo, la muerte, la trascendencia y el deseo de inmortalidad»
Rosa Samper y Óscar Sáenz nos traen una recopilación de algunos de los relatos más famosos de la historia de la literatura universal en torno a una figura sobrenatural que ha maravillado e intrigada a los lectores de todas las épocas: el vampiro


El vampiro siempre ha sido representado como un ser corruptor, representación del mal y de los vicios, de los lados ocultos de los seres humanos. Probablemente por ello, ha llamado tanto la atención de los lectores durante siglos. Siempre queriendo saber si lo que esconde este ser se puede esconder dentro de cada uno de nosotros, llevándonos a ese estado de malditismo mediante su mordisco. 

Los relatos que se nos presentan en esta antología pretenden sentar las bases que llevarían posteriormente a Bram Stoker a escribir su gran obra: Drácula. Los editores escogen los relatos o poemas de grandes escritores, como Baudelaire, Byron Hoffmann o Poe, para mostrarnos como una misma figura se asemeja y varía entre los distintos autores que pertenecen a distintas tradiciones. Desde la famosa Carmilla de Le Fanu, que además del vampiro nos muestra una representación del mito de la femme fatale, hasta el enigmático lord Ruthven de El vampiro de Polidori, quien es capaz de urdir un plan que se ejecutará a lo largo de varios años para poder conseguir la perversión de su víctima. 

En lo que coinciden todos los relatos es en la representación del vampiro como un ser culto, misterioso y extremadamente bello, capaz de cegar a sus víctimas sobre cuanto hay de extrañaño en su comportamiento y que, a su vez, despiertan cierta desconfianza sin que esta se pueda explicar.  Las diferencias, en cambio, se pueden considerar pequeñeces al servicio de la trama de cada uno de los autores y, por supuesto, dependientes del folclore de cada una de las vertientes literarias de la obra. No puede ser exactamente el mismo vampiro el que surge de la tradición anglosajona que el que surge de la tradición francesa, al igual que hay variaciones dependiendo del momento en el que fuese escrito el relato. Sin embargo, a mi parecer esto solo enriquece la experiencia del lector y le hace poder crearse una idea más clara del vampiro tradicional, lejos de la corrupción que ha sufrido el personaje en obras más actuales, que han querido sentimentalizar más la figura para que cumpliese objetivos comerciales (lamentablemente tan presentes en las publicaciones actuales). 

Debo aclarar, por otro lado, que Vampiros no recoge relatos que puedan considerarse fáciles de leer y que el lector más acostumbrado a las obras modernas no va a encontrar aquí una figura que brille ante la luz y de la que pueda enamorarse por su caballerosidad. Son relatos que despiertan la mente y los miedos ancestrales del ser humano, acompañados por seleccionadas ilustraciones que, pese a que sin duda siguen unos fines comerciales, no abundan para no ensombrecer la importancia de los relatos, cosa que me ha gustado mucho. El lector encontrará relatos de diversas dificultades que lo llevarán a introducirse en todo un imaginario, pero padeciendo un «sufrimiento» que le hará sentir aún más la intriga y la amargura del vampiro. 

«Y el que en un tiempo fuera cabello de azabache caía parcialmente sobre ella sombreando las hundidas sienes con innumerables rizos, ahora de un rubio reluciente, que por su matiz fantástico discordaban por completo con la melancolía dominante de su rostro. Sus ojos no tenían vida ni brillo y parecían sin pupilas, y esquivé involuntariamente su mirada vidriosa para contemplar sus labios, finos y contraídos. Se entreabrieron, y en una sonrisa de expresión peculiar los dientes de la cambiada Berenice se revelaron ante mis ojos»

Para concluir, me gustaría decir que para mí es una gran recopilación de relatos. Me ha gustado especialmente encontrarme con los clásicos y que se hayan incluido unas ilustraciones cuidadas en una edición que no está contaminada por el otro mito del vampiro que ha creado la literatura juvenil y sentimental en los últimos años, donde se ha pretendido redimir al «vampiro» de su culpa y darle una salvación en el amor. Aquí el lector encontrará la esencia, el terror que ha inspirado a lo largo de los siglos esta figura, acompañada de las ilustraciones de Meritxell Ribas. 

«¿Muerto? ¿Era posible...? ¿Su cuerpo, el cuerpo que podía ser atravesado por la luz, podía destruirse con los medios que matan al nuestro?
¿Y si no estaba muerto? Tal vez solo el tiempo pueda algo contra este Ser Invisible y Temible.»

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